Consigna: Elaborar un texto académico autónomo, mínimo
de tres carillas de extensión (tipografía cuerpo 11). Título sugerido por la
cátedra: “Ser docente hoy”. La bibliografía leída y analizada en clase,
propuesta por la cátedra para esta ejercitación, incluye el texto “Saberes y
sabores de la práctica docente” de la educadora argentina Alejandra Morzán,
(Edición de la Autora, 2007) y el artículo titulado “Profesores y profesoras
para el cambio”, del escritor hispano Miguel Angel Santos Guerra, que
originalmente fue leído en un congreso de pedagogos realizado en Avila (España)
en 1996 y luego fue editado en Argentina
por Homo Sapiens Editores (2001).
Practicar la docencia aquí y ahora -entre
el paradigma Gutenberg y las Tecnologías de la Información y la Comunicación-.
Ser docente hoy, en Octubre de 2014, implica
una tomar una posición con respecto a la tecnología que se utiliza en la práctica
docente, de acuerdo a la opinión del filósofo de la educación Alejandro Piscitelli,
director del laboratorio de investigaciones pedagógicas del programa Conectar
Igualdad-, financiado por ANSES (Administración Nacional de Seguridad Social).
Para elaborar el presente texto, además de tener en cuenta las ideas que
expresan Morzán y Santos Guerra en sus respectivos textos –anteriormente
mencionados-, voy a considerar el aporte de Jorge Luis Borges, un autor que reflexionó sobre la educación y la
cultura del siglo XXI hace más de sesenta años, las ideas sobre la educación
del futuro del pensador francés Edgar Morin y también mi experiencia como
alumno del INET (curso las cinco materias correspondientes al primer año del profesorado
de educación secundaria de la modalidad en concurrencia con el título de base).
Actualmente estoy involucrado, desde mi rol de alumno, en la práctica docente
de seis profesores, de cinco asignaturas distintas.
Mi objetivo, para éste Trabajo Práctico, es
problematizar el libro como producto editorial usado en prácticas educativas –y
también los “subproductos” del libro, como son las fotocopias y los anillados,
que aun circulan masivamente dentro de casi todos los establecimientos
educativos del país (el uso de estos subproductos en contextos escolares es naturalizada
por muchos docentes y profesores que aun no aceptan trabajar con las tecnologías digitales de la
información y de la comunicación (o TICs) por distintos motivos-. El libro, las fotocopias y los anillados son
ejemplos de la vigencia de la era de la imprenta (una tecnología del siglo XVI,
que en mi humilde opinión, está
cumpliendo un ciclo histórico, como también lo están cumpliendo la escuela y el
aula tradicional, instituciones que nacieron
en el mismo contexto histórico, social y político –y en el mismo siglo- que el célebre invento de
Gutenberg). Pienso que en 2014, cuando todos tenemos dispositivos para acceder
a la web y los archivos PDF son parte de nuestra cotideaneidad, las fotocopias
y los anillados referencian prácticas educativas de baja calidad y de dudosa
legalidad (una tecnología que considero inadecuada para cualquier tipo de
práctica docente en niveles de universitarios y de educación superiror).
El libro es parte
de la utilería de la escuela desde su fundación (la fotocopia llega después del
mimeógrafo, algunos siglos después). Un ejemplar de un libro de
lectura, es siempre un producto que tiene una significación especial en
el mundo escolar. Un libro, analizado físicamente, como objeto
industrializado, más allá del autor y de la información correspondiente a
la edición, siempre remite al modelo imprentero, signo de una tecnología que en
su momento, hace 400 años aproximadamente, “habló” de una nueva era, o un
“nuevo tiempo” de la civilización occidental. Hoy la industria de internet,
poco a poco, se está convirtiendo en un nuevo standard de la comunicación
humana (un proceso histórico e irreversible). La existencia del programa
Conectar Igualdad evidencia la industrialización del aula y el uso TICs, para
resolver problemas educativos en las escuelas y universidades de nuestro país,
promovido por las actuales autoridades del PEN. El programa Conectar Igualdad
nos indica que el futuro llegó al sistema educativo público nacional, sin
necesidad de hacer declamaciones sobre el futuro de la educación, como si lo
hacen, paradójicamente, los que aun imprimen sus ideas en papel.
El libro (manual, enciclopedia, antología de cuentos,
novela o diccionario) es un objeto que
fue representativo del mundo escolar durante mucho tiempo; siempre siempre
cargado de ideologías, turbulencias, alegrías, tristezas y descubrimientos
asombrosos y extraordinarios; el libro es un artefacto portador de
contenidos sociales y culturales. Morzán y Santos Guerra usaron la tecnología
que inventó Gutenberg –que aun sirve para imprimir sobre papel- para comunicarle al mundo sus ideas sobre la
educación.
El uso de productos editoriales en la escuela presenta
problemas legales que son, en la mayoría de los casos, naturalizados por docentes y autoridades.
Ningún producto editorial –gráfico, fonográfico, radiodifusor o cinematográfico- puede ser
copiado, de acuerdo a la legislación de derechos autorales vigente en nuestro
país. En el caso de un uso educativo,
como es nuestro caso, para salvar este tema legal, se necesita que las
autoridades de la institución educativa, conjuntamente con el titular o
responsable de la cátedra que necesita usar un producto editorial con derechos
reservados, le pidan permiso a la editorial –o al titular de los derechos de la
obra-, en forma fehacientemente documentada; para que, una vez otorgado el
permiso, se pueda copiar o fotocopiar libremente a obra en el contexto de una
práctica educativa (trámite que no hace
ningún docente ni autoridad de ningún establecimiento educativo, que yo sepa,
por lo tanto, se legitima –involuntariamente- la piratería, un delito tipificado
relacionado con el hurto de propiedad intelectual, que se verifica en todos los casos que no se
cumple con ese requisito legal). En muchos casos las fotocopias se venden
ilegalmente (algunos comerciantes, que explotan los kioskos fotocopiadores, no
entregan los soportes que exigen las normativas del Ministerio de Economía de
la Nación).
El debate sobre propiedad intelectual y
licencias para el uso de obras –textos, ilustraciones, fotos, films, videos, software
o cualquier otro producto cultural propio de las industrias del siglo XXI- hoy
está en el centro de la escena mediática y política, pero está ausente en las
aulas de los establecimientos educativos porque, de acuerdo a mi opinión, mayoritariamente,
los docentes viven en el pasado (mientras, paradójicamente, hablan del futuro de la educación, de la
necesidad de cambios políticos “urgentes” y en muchos casos, de lo malvados que
son nuestros dirigentes políticos, quienes son votados masivamente por el
pueblo para hacerse cargo de responsabilidades institucionales previstas en la
Constitución Nacional). Actualmente, en la web, circulan productos editoriales
que usan licencias CC -Creative Commons-, licencias que permiten el uso y la
reproducción de obras y productos editoriales en contextos educativos, siempre
y cuando no haya intenciones de lucro.
“La enseñanza es una actividad compleja, que
se desarrolla en escenarios singulares, claramente determinada por el contexto,
con resultados siempre en gran parte previsibles y cargados de conflictos de
valor, que requieren oposiciones (no técnicas, sino) éticas y políticas” dice
Morzán, citando el texto “Comprender y transformar la enseñanza”, libro
publicado por los autores hispanos Sacristán y Pérez Gómez (Morata, España,
1999). La única referencia que hace la autora a la tecnología en su artículo
“Sabores y Saberes” es negativa. Morzán elegió publicar su libro en papel y no
en internet en el año 2007; supongo que optó por publicar en soporte papel por
motivos ideológicos y políticos
personales, que hablan de sus preferencias culturales (a mi criterio, liberales).
El artículo de Morzán fue publicado en la web
–en formato PDF- por una revista cultural digital, sin embargo la Cátedra de
Prácticas Docentes nos pidió a todos los alumnos que compremos la fotocopias de
este texto (en el curso, muchos alumnos-profesores tienen notebooks del
programa Conectar Igualdad y también teléfonos smartphones, como es mi caso, que
nos permiten el acceso a internet por intermedio del servicio gratuito de wifi
que brinda en Instituto de Formación Docente (el artículo de Santos Guerra
también está publicado en la web, en formato PDF). Considero completamente
innecesario adquirir fotocopias de textos que están publicados en la web (es un
derroche de dinero que no tiene ningún sentido y que podría ser invertido en
acciones solidarias).
El autor hispano, seleccionado por la
cátedra, considera erróneamente que los ordenadores son “competidores” de los
docentes (más que un error, considero
que la afirmación del autor es un disparate que lo posiciona automáticamente en
el pasado, en la categoría de “docentes que aun realizan prácticas docentes
analógicas”, prácticas que son promovidas en ferias y supermercados del libro, “shoppings
culturales” que todavía abundan en las
ciudades argentinas, eventos libreros que en muchos casos son patrocinados por
el Grupo Clarín; uno de los principales editores del país; este grupo
empresarial es accionista mayoritario de la fábrica de papel de diario “Papel
Prensa SA” ubicada en San Pedro, Provincia de Buenos Aires (los accionistas de
esta empresa están siendo juzgados por crímenes de lesa humanidad, relacionados
con la operación de compraventa de las acciones de esa empresa ocurrida en
1976, en la que intervino Jorge Rafael Videla y otros importantes dirigentes
del “Proceso”). La papel impreso, lamentablemente, tiene connotaciones trágicas
y violentas en nuestro país.
Para dar un ejemplo de tecnología, Santos
Guerra apela a la bicicleta (a diferencia de los ordenadores y demás
dispositivos electrónicos, parecería que este autor considera a la máquina de
dos ruedas una “amiga” de la escuela, de la misma manera que considera a la
imprenta). El pedagogo hispano publica
productos editoriales en papel desde los años ochenta (sospecho que este
súbdito del Rey de España gana más dinero como autor de libros impresos en
papel que como educador o docente). Después de leer el artículo de Santos
Guerra en clase, se debatieron los conceptos del autor y la mayoría de los
alumnos del curso consideró que las computadoras están al servicio de la
educación y de ninguna manera son “competidores” de la escuela, como señala
erróneamente el autor. Una alumna –compañera de curso-, ingeniera y profesora
en una escuela agraria, dijo en clase que ella usa un grupo de Facebook para
comunicarse e interactuar con sus alumnos.
En la cátedra de Prácticas Docentes, usamos una “lista de correo electrónico” para
comunicarnos (lista que no es administrada por nadie en especial). Yo considero
que un grupo de Facebook es una herramienta mucho más útil y eficiente que una lista de correo, en el contexto de
una práctica docente. La Cátedra de Filosofía de la Educación emplea un
servicio web gratuito de aula virtual, que es un instrumento superior en
prestaciones, especificidad y funcionalidad al servicio “grupo” que brinda la empresa
Facebook y a la lista de correo. La Cátedra de Filosofía no nos pidió que
compremos fotocopias. El docente responsable de nuestro profesorado, el último
sábado nos dijo que va a realizar gestiones para que nos entreguen las
notebooks del Programa Conectar igualdad a todos los alumnos que aun no la hemos
recibimos.
Considero que textos de Morzán y Santos apuntan
a decirnos “como debería ser la educación del futuro”, sin embargo, solo
brindan expresiones de deseo y comentarios superficiales sobre cómo se puede
mejorar la práctica docente a partir de sus respectivas experiencias personales
(yo considero que ambos textos incluyen discurso retórico y no aportan métodos
ni técnicas para mejor la calidad de la
enseñanza. Desde el punto de vista que expone Edgar Morin en su libro “Los
siete saberes fundamentales para la enseñanza del futuro”, editado por la
UNESCO, los contenidos de Morzám y
Santos Guerra no son pertinentes a los conocimientos que se deben enseñar en el
siglo XXI (Morin critica las bases del sistema educativo global y retoma a
pedagogos críticos como Freire y Habermas). Los alumnos que cursamos el
profesorado de INET en 2014, de aquí a tres años aproximadamente, cuando
egresemos, -en carácter de profesores de escuelas técnicas-; vamos a
desarrollar una práctica que seguramente estará atravesada por la tecnología
digital. Hoy, la realidad del aula virtual –y la de todas las aplicaciones que
sugiere el Programa Conectar Igualdad-, es más concreta y efectiva que todos
los discursos que expresan deseos de cambio, ensayando ideas “supuestamente éticas
y transformadoras” para el futuro de la educación.
Como concusión de éste Trabajo Práctico,
pienso que el futuro del libro es incierto (como el de la escuela y el del aula
tradicional). Piscitelli sostiene que el
libro tiende a convertirse en un producto elitista, caro y lujoso-,
porque, según afirma el autor de “Internet, la imprenta del siglo 21” -y
actualmente profesor titular de la asignatura datos y estadísticas, de la
carrera de Comunicación Social de la UBA-, “la democratización de la
cultura se relaciona con el nuevo paradigma de las industrias culturales: la
conexión a internet y el sistema de servidores que permiten garantizar
servicios de comunicación personal y social sobre plataformas digitales, como son
las redes sociales, aulas virtuales, correos electrónicos, mensajerías personales,
noticias, películas, espectáculos musicales, entre otros eventos culturales”.
El libro, como artefacto cultural hoy está en decadencia, en un proceso
terminal, relacionado con la expansión de una nueva industria que propone una
integración del entretenimiento, la educación y la información en
contextos colaborativos, colectivos y comunitarios (profesionales y gremiales).
Borges, en su texto titulado La Biblioteca de Babel, adelanta la idea de una
nueva organización del saber y la cultura que se manifiesta en un nuevo
paradigma racional, de base sistémica y matemática; modelo que ya llegó a las
escuelas para desplazar a los tipos móviles de Gutenberg, piezas artesanales y
metálicas, que aun se usan en los talleres gráficos donde se imprimieron las
ediciones en papel de los textos de Santos Guerra y Morzán.
*
Textos
adicionales, utilizados para la elaboración de este TP:
PISCITELLI, Alejandro. “Internet, la imprenta
del siglo 21” Bs As, Gidesa, 2006
Laboratorio del programa educativo Conectar
Igualdad –ANSES-. [url: http://conectarlab.com.ar/que-es-el-lab/equipo/ ]
BORGES, Jorge Luis, “La Biblioteca de Babel” texto aparecido por primera vez en la
colección de relatos, El jardín de los senderos que se bifurcan, Bs As,
1941; colección que más tarde fue incluida en Ficciones (1944).
SIEMENS George, “Conectivismo:
Una teoría de aprendizaje para la era digital”. (2004) [url: http://edublogki.wikispaces.com/file/view/Conectivismo.pdf ]
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